091227 Un Día Cualquiera

Y era un día común y corriente en mi mundo con mi familia, un día que mi papa tenía libre así que era día de ir a la playa yo no tenia ganas de nada voluntariamente, pero feliz por ir aunque con no muchas ganas de bañarme, espere y por fin salimos casi los de siempre; mis padres y sus hijos, ósea nosotros, solo tres ya que el mayor estaba en Arequipa, y mis sobrinos, hijos de mis hermanos presentes, todo bien, tranquilo, fotos, y la playa casi vacía lo que es súper un 26 de diciembre, yo solo me metí un momentito, ya no es lo mismo, llego “rojo” el tercero, el anterior a mí que soy el ultimo y el que más se parece a mí, menos en carácter, bueno él llego en la cuatrimoto con su hijo único, nada, me la preste de mono para ir a dar una vuelta hasta el final de la playa y bueno, subí con mi sobrinito que me dio tres indicaciones que a las justas escuche.
Adrenalinico ya a media playa alejado y probablemente debido a toda el recato que me caracteriza, me quede varano por evitar un grupo de chicos jugando futbol y evitar pasar sobre arena seca, lamentablemente ahí quede y buen rato hasta que supongo me vieron a la distancia y vino mi hermano como a los 10 minutos a ayudarme, me la encendió , yo quede como idiota de la simplicidad de la solución ya que para variar hasta un tío que había ahí me estaba ayudando, y la tan simple solución era volver a encenderla.

Alucinado seguí mi camino con mis lentes de sol, mi cabello alborotado con el viento y con más cuidado, mas pegado a la arena húmeda para no volver a hacer apagar el motor. llegue al final, justo donde quería, el límite de la playa, donde ya no se encuentra nada de gente y donde ya, poco a poco, empecé a ver aves en la orilla cangrejitos escondiéndose y lagartos y lagartijas había llegado a las peñas finales de la playa, donde el mar casi toca el acantilado, la gloria, y al querer voltear rodeando una peña plana como era una área bastante reducida y no tenía mucho espacio, baje y trate de darle la vuelta jalando la cuatrimoto y el mar justo sale con fuerza y me agarra y plop termine con el aparato cubierto hasta la mitad, estaba jodido, no prendió pero ahora si de a deberás no prendió y estaba solo, al final de la playa, lejos, lejísimos mi hermano, que como a los 20 minutos lo veo llegar caminando y justo cuando el llega vino otra vez el mar y me volvió a mojar la cautrimoto, tamare, él trató de prenderla pero no pudo, y ahora si me dijo “tenemos que empujarla”, no había de otra asi que empezamos pero como a 10 metros yo ya estaba sudando, no es nada fácil empujar una cuatrimoto pes muerto en la arena, felizmente a la vista se veía a dos personas venir; mi hermana con su esposo, mi cuñado trató de ayudarnos a empujar y a los 20 metros ya me tuve que sentar en la arena y no pude, no comprendo, quedamos en subirlo por la bajada más cercana del acantilado y bueno, mi hermana fue con el fin de decir a los demás que nos alistemos para irnos y esperaran en esa entrada que estaba lejísimos, y de ahí nomas subir, quedamos los tres empujando como 50 metros mas y estábamos agotados, mi cuñado recordó que mi hermano mayor estaba en Arequipa y había dejado la camioneta guardada en el garage de mi abuela así que fueron a buscarla y me dejaron en medio de la playa con nada de gente con un sol increíble y solamente protegido por el polo y mis gafas de sol, yo sentado esperando en la arena, mirando el cielo tratando de taparme la cara, mirando maravillado la dinámica natural de los animales que viven en la arena; cangrejos albinos, lagartijas tímidas y alejadas y aves con pico largo que meten en la arena para comer hasta que el agua llega y salen corriendo de ahí, como amo este mar, pensaba en mi infancia en las innumerables mañanas y tardes que pase en el mar jugando correteando, cuando yo también era natural, que increíble que era todo, cuanto me gustaría volver y volver a vivir en ese mar, sin embargo el tiempo casa, las cosas cambian y en vez de acercarme cada vez es más imposible que se cumpla esa idea.

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