No tiene que ser San Valentín, no tiene que suceder cuanto tengas
dieciocho o treinta y tres o cincuenta y nueve, no tiene que seguir estereotipos
solo tiene que suceder, en el preciso momento, en el lugar, en el espíritu. Ese
comienzo maravilloso solo sucede y ya.
Ahora yo echado en mi cama emocionado siempre con esa misma canción que antes sentía igual de profundo pero que no me traía a la mente aun a nadie mas que mi y esencia de amor, con el tiempo le asigne un valor y sin querer ahora me recuerda a alguien, o me recuerda que a alguien esa canción le recuerdo yo.
Parte de mi sueño se realizo se cumplió mi ilusión y mi sentimiento tuvo nombre, será por eso que fue tan intenso todo, como esta canción; corta, limitada, diferente, superior, sin embargo terminó y no llego a ese a-final hermoso, la otra parte de mi sueño nunca llego, ese par de felices que a pesar de los años transcurridos siguen teniendo mucho de que hablar, reírse, e infinidad de cosas aún por contarse, dos personas que no han perdido su capacidad de sorprenderse y que aun conociéndose demasiado todavía no han llegado a aburrirse. Ojala hubiera sido eso que nunca será.