Realmente no recuerdo
como llegó a mí, supongo que lo vi y lo tome de algún lugar familiar, lo que si
recuerdo y bien es que de niño alrededor de diez u once años, tuve un casete, un
casete que era mi preferido, es decir el único que tuve, hermano mayor si
disfruto bien de la era de los casetes, yo al menos pase por todos los formatos
musicales incluyendo el casete, por eso me vacila ver ahora como los chibolos
se confunden con el tema del casete; no saben para se usaba el lapicero lucas e
incluso preguntan en internet para que será la letra A o B a cada lado del casete.
En ese tiempo los
casetes aún se utilizaban pero pronto pasarían a desaparecer comercialmente,
este casete contenía canciones clásicas en español, recordemos que entonces no había
radios dedicadas a esto como ahora las hay, tipo “felicidad” o “la inolvidable”,
ya a inicios de los noventa escuchar esta música me era como muy nostálgico, convirtiéndose
en uno de los objetos más queridos y recordados de mi infancia, tristemente ese
casete que tuve muchos se me perdió con el tiempo, sin embargo el gusto por
estas canciones jamás se perdió y el tanto haberlo escuchado me permite
recordar vagamente la mayor parte de canciones que contenía, ojala tuviera la
caja o el cartoncillo con los nombres de cada canción, así que luego de un buen
rato recordando las canciones logre compilarlas y aquí las presento, felizmente
no tengo que grabar un casete porque eso si era una chambaza.
He
aquí antes que me olvide unas cuantas curiosidades sobre la publicación de #ootb
Título
preliminar: Previo a viajar decidí tomar nota de cuantas cosas fueran aconteciendo
y decidí hacerlo en internet y la bitácora inicial donde iba tomando le puse de
nombre “un hombre marchó” por la canción de Mari Trini.
El
reloj es una transversal: En el viaje, en el trabajo, en el diario del protagonista
estaba el tiempo estaba realmente muy presente por lo que decidí que el tic tac
del reloj sea una sensación trasversal en la novela.
Muchas
canciones: El libro está lleno de canciones que en realidad me acompañaron,
canciones que tenía en el mi ipod, o que sonaban en el canal de videos
musicales, o canciones como la salsa de Jorge por ejemplo, muchas no se
nombran.
Final
diferente: Inicialmente el final era otro, mientras se escribía la novela tenía
un final diferente que algún día quisiera yo viera la luz individualmente, extrañamente
descubrí después que el video “i drove all night” de Lauper es parecido.
Títulos
referenciados: Cada título es una referencia, pero no se diran todas sin
embargo hay referencias a canciones que sonaban, o a títulos de dos novelas que
tuve como libro de cabecera en el viaje, entre otros
Libros
de cabera: dos libros que te me robé de la pequeña bilbioteca fueron “the
ordinary white boy” de Brock Clarke tapa dura (este me lo
traje a Perú) y "song of a humpback whale" de Jodi Picoult (este lo devolví
antes de volver)
Oficina
para escribir: Ya en Perú de la nada me hice amigo de un grupo de 3 jóvenes psicólogos
que decidieron poner una oficina para consultas, terminé siendo el 4 pagando
parte del alquiler, mas solo usaba la tranquila oficina para escribir.
Escribir
rápido: Entonces me di cuenta que escribiendo soy muy rápido, en ese periodo de
la oficina avance mucho, llegue a compilar casi la totalidad gruesa de la
novela, casi 300 páginas de ahí comencé a depurar.
Rechazado:
Coordiné con una editorial local y envié el archivo, e respondieron que tenía
que contratar varios servicios antes de publicar, me pareció un asunto meramente
económico, así que tome otra dirección, tiempo después la editorial me habló.
Primera
foto promocional: Cuando llegó mi primer ejemplar, tenía que tomarme fotos, y decidí
ir a una biblioteca a tomarlas, pero primero, buscando una buena luz, me metí
al baño de mi casa, y tome una foto, esa foto resulto ser sin querer una de las
más usadas.
Número
de Páginas: Si te fijas bien hay mucho de numerología en el libro para ejemplificar,
en la versión digital se logró 317 páginas, un numero primo, extrañamente quería
que el número de páginas sea primo.
Estaba yo un poco agobiado pensando en
que escribir en esta entrada y después de pasar por varias insatisfactorias
opciones sin mayor resultado, para despejarme, como siempre lo hago, salí a
hacer cosas de la casa, porque sí hago cosas de casa, generalmente limpio los sábados
y cuando estoy solo cocino, entonces enchufe la radio de la cocina y sonaba la música
criolla lamentablemente cuando acabó la canción me di cuenta que no era la
radio que generalmente escucho, más bien era otra radio con aires “caribeños” en
la estaba sonando música criolla.
Sin querer mi mente empezó a volar, a
escuchar canciones criollas antiguas y no muy conocidas que me sonaban a
canciones que cantaban mi mamá y sus hermanos mayores, a los que muchas veces
cuando niño vi cantar, sí, mi mamá y sus dos hermanos mayores cantaban y
tocaban, sí, mi mamá tocaba la guitarra, pero la tocaba más o menos como yo
escribo, es decir “sin saber hacerlo pero haciéndolo”, cuantas veces de niño vi
a mi mamá cantando a su potente estilo y raspando la guitarra al ritmo. Estaba deleitándome
en el recuerdo de esos años cuando la radio empezó a tocar música negra, “le
dije a papa” la música negra que me recuerda las hermanas menores de mi mama y
las fiestas de la casa en mi infancia, donde ellas, como manda la sangre
armaban la fiesta con un buen festejo, incluso este año en la fiesta de una de esas
tías, mi tía, la compañera ya sazonada me decía emocionada entre el bullicio; “hijo
ya viene la hora del negroide”, bien saben mi afición también por esta rica música
que llama cuerpo y manda ritmo, y bien sabe mi pareja por ejemplo que alguna
vez se me sale el “yo soy negro” ante alguna situación particular, y se mata de
risa.
Pero ahí no quedaba la cosa ya que de
la nada sonó “cholo soy” y esa es la canción de mi papa, cholo recio, cholo
terco, de niño mi papa ponía la canción en casa, y efectivamente lo cholo también
lo tengo y que rico me la canto. Estaba en pleno trance emocional cuando empezó
la que es mi canción criolla, esa canción que mi mamá me ayudo a aprender de
niño, la canción de Felipe Pinglo Alva, El Plebeyo, yo me la sé, me la canto y
me la siento, una canción que habla del “hijo del pueblo” que como muchas composiciones
de Pinglo apunta
la diferencia social en este caso detallando que hasta el amor tiene
condicionamientos de corte clasistas, sin embargo me detuvo en seco una estrofa
que yo sinceramente no conocía o no recuerdo conocerla por lo menos, me acerque
a la radio a escuchar y la estrofa es la siguiente.
Así en duelo
mortal abolengo y pasión
en silenciosa
lucha condenarnos suelen a grande dolor
al ver que un
querer porque plebeyo es,
delinque si
pretende la enguantada mano de fina mujer
El corazón que ve
destruido su ideal
reacciona y se
refleja en franca rebeldía que cambia su humilde faz.
El plebeyo de ayer
es el rebelde de hoy
que por doquier
pregona la igualdad en el amor.
El plebeyo de ayer
es el rebelde de hoy
que por doquier
pregona la igualdad en el amor.
A
esta edad vengo a descubrir esto, una estrofa en muy pocas ocasiones se
interpreta y la frase “el plebeyo de ayer es el rebelde de hoy” se me quedo
como mantra, frase que reivindica su el carácter combativo y ahí no queda la
cosa porque la resignación queda atrás y da paso a la acción “que por doquier
pregona la igualdad en el amor”, demás está decir que un verdadero rebelde es
un ser positivo y necesario, no solo en el amor sino también cualquier otro
campo de la vida, el plebeyo en esta estrofa reafirma esa igual ante dios que de niño me enseñó, tengo la intensión de aprendérmela y ahora cantar la canción completa.
Mi familia, imagínense como es mi vida
con esta familia en la que dios me puso. La fiesta de tía, la fiesta de la que
hablé, podría lamentablemente ser la última noche que compartimos la mayoría,
por lo menos con la mayoría de mis tíos, por diversas situaciones que están pasando
y que entiendo; son parte de la vida, lamentablemente esas épocas no volverán y
cuanto me duele, pero me quedo con la mezcla que corre mi sangre, mezcla que me
enorgullece, mezcla que me hizo amar toda la música peruana, y mezcla que me hizo
ser este ser que soy…
Pierre
Lapointe nació en Quebec, Canadá en 1981, en 1999 comenzó a estudiar artes
plásticas y teatro, y pero se decidió por la música. Después de ganar un importante
premio al mejor compositor en su ciudad, se fue a vivir a Montreal para
inscribirse en la Universidad de Quebéc y dio inicio a su constante carrera, haciéndose
bien conocido por su tono de voz pero sobretodo porque a través de los años
junto con él, su música ha madurado, sus más recientes producciones están repletas
de letras oscuras y esotéricas que tienden a la melancolía, y una sublime carga
de poesía que vierte en ellas, incluso en su puesta en escena ya que no ha
dejado su lado “dramático” ya que en el escenario Pierre Lapointe ha creado un
personaje, una especie de “Dandy”. Su más reciente disco fue liberado este año
2019, ya casi con 20 años de carrera, aquí reviso las canciones que más me
gustan de él, la primera de hace una década exactamente, que fue la primera canción
que me gusto de él y 3 más, una de cada uno de tres más recientes discos. Como es
lógico, y tanto me gusta, acompaño cada canción con su correspondiente portada (les
aconsejo busquen las traducciones para más disfrute). *Provecho.
Sentiments
Humains (2009)
Je Reviendrai (Volveré) .......
Punkt (2013)
Je Déteste Ma Vie (Detesto mi
vida) .......
La
Science Du Cœur (2017)
La Science Du Cœur (La ciencia
del corazón) .......
Hagamos algo moderno, una onda que tiene pocos años
de salir es el efecto Mandela, un término acuñado por Fiona
Broome y que hace referencia a aquello que ocurre en nuestra mente cuando
genera recuerdos que jamás han sido reales, un “efecto” que ha generado
bastantes adeptos al encontrar situaciones, principalmente en la cultura pop,
que aseguran han sido víctimas de este cambio de realidad, nombraría algunos
pero creo que algunos efectOS mandelAS son bastante tontos, así que.
Pero creer
en el efecto Mandela va más allá del simple hecho de descubrir que recordamos
algo de forma incorrecta, porque muchos se indignan buscando explicaciones más
complejas para nuestros falsos recuerdos colectivos, y la palabra “Colectivo” se
me hace interesante porque hay cosas a las que nunca les prestamos atención y
coincidentemente y colectivamente recordamos que son de alguna forma que lo no son.
Y repito a veces veo sorprendido a algunas personas tratando
de demostrar que es el mundo el que se equivoca y no su mente, es como una alegoría
a la indignación por una cosa inexistente o poco importante como cuando leo en
laguna red social a alguna una persona muy inteligente “supuestamente” que se pone
a pelear o dar una explicación larguísima sobre algún tema que finalmente según
consideración de muchas otras personas no vale la pena, justamente lo estoy haciendo
yo en estas últimas líneas, mejor voy cerrando, en lo personal creo que el
efecto Mandela es falta de memoria y que nuestro cerebro va llenando ese hueco
con lo más fácil que se nos puede ocurrir, tal cual lo hacen los otros cerebros,
“colectivamente”.
Para terminar, hace poco vi un video con nuevos descubrimientos
de efecto Mandela, y dijeron que todo recuerdas que Snoopy tenía como colita
una simple línea y solo me queda algo que decir, algo de lo que estoy muy seguro
y recuerdo muy bien: yo en secundaria un año forre todos mis cuadernos con un papel
de Snoopy oficial, sí, así de raro soy, y también cuando cumplí 18 me regalaron
una corbata con muchos dibujos de Snoopy, extrañamente nunca he visto alguna película
o serie de Snoopy sin embargo ha estado bastante cerca de mí en la vida, muy
extraño, por tanto quiero decir algo: Snoopy siempre tuvo así su colita!