Una hoja en blanco

Miro una página en blanco, desde que escribí mi única novela a la fecha, que inicié en el 2010 y que recientemente publique, a la que vine revisitando todavía el año pasado, me dejo totalmente desgastado, era como si al revisar los pasajes me hicieran vivir nuevamente las situaciones que alguna vez viví y todo esto con el fin de acomodar personajes y otras tecnicidades básicas de la escritura que yo fui hilando de la manera más espontanea posible, yo no tengo formación literaria alguna (cosa que me enorgullece y que cambien es base de mi espontaneidad literaria), felizmente el resultado superó mis expectativas. y no lo digo cono que es una novela increíblemente virtuosa mas creo que es un logro personal sacado adelante. 

Pero cuando algo así ocurre, arroja una sombra muy pesada sobre “lo siguiente”, una expectativa de escritura que uno espera superar o por lo menos, ojalá, mantener. Ideas no han faltado (he maquetado muchas ideas con colores incluidos, es que soy muy simbólico creo). Se me han ocurrido historias para las cuales he ido tomando algunas notas, y creo que estas novelas pueden funcionar muy bien, pero ahí queda. 

¿será eso que llaman bloqueo de escritor? ni siquiera sé si es un bloqueo o es solo un objetivo logrado que no continuará, como tantas etapas de mi vida por las que he pasado, entonces ¿será que no volveré a escribir nunca?, debo confesar que la repuesta, el pensar en no escribir me da un sentimiento de desolación tremendo. 

No es que no lo intente, me pongo a escribir, pero siento que la escritura sale forzadísima, obligada, seca, dura, sin ningún aceite que la haga fluir, sin gusto, pasión, misterio ni ganas, y así no puedo escribir. Ese tipo de texto forzado nunca me ha servido para nada, pero si no sucede, pues no quedará más que aceptarlo, y aunque tengo tuviera algunas historias más qué contar, no las voy a contar si no se cumplen mis expectativas personales. 

Ojala los períodos de sequía sean como el enamoramiento, que nuevamente llegue otra idea nueva a mi vida y empiece nuevamente a producir cual verborrea saliendo de mi interior tal como fue la prima ves, mágicamente. Mientras tanto aprovechare este periodo para acumular fuerzas, para recargar baterías, acumular ideas. Ojalá así sea, porque no hay emoción más vibrante e intensa que la de escribir.

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