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No hay historia sin comienzo ni final. No hay trama, ni argumento, ni moraleja, ni mensaje. No hay nada cuando no ha habido nada. Y si no hubo, ¿por qué se piensa, se dedica, se escribe? Porque hay memoria. Porque hay recuerdos. ¿Para qué entras en mi vida? ¿Para qué creas recuerdos que luego quiero borrar? ¿Qué sentido tiene? ¿Tengo que buscar una empresa especializada en borrar recuerdos inútiles? Recuerdos virtuales, irreales, supuestos, imaginados, recuerdos que no existen. Recuerdos que no tienen misión, ni objetivo ni importancia. Recuerdos que incomodan, porque estorban, contrarian y molestan. Porque duelen. ¿Por qué entras en mi vida si ahora te quiero sacar?

Olvidar besos, olvidar ojos, olvidar risa, olvidar voz, pelo, labios, manos.
Olvidar lo que nunca estuvo en tu mente hasta el momento en que empezó a estar.
Olvidar un deseo, un impulso, un anhelo. Olvidar la visión, olvidar el espejismo, la alucinación, la fantasía. Olvidar la ilusión. Olvidar lo que nunca hubo y lo que nunca habrá. Olvidar, olvidarme.