Nos esta pasado, me refiero a todo el planeta que los desastres naturales se han acrecentado y dan testimonio de una tierra cansada y de un final que se aproxima, así como lo que sucede cuando una oruga comienza su metamorfosis, se podría decir que termina su vida, y talvez la misma oruga desconoce que terminara de ser un gusano y comenzara a volar, y la prueba es justamente eso, su transformación.
Pensando bien las cosas podemos tomar como juego del destino que a lo largo de nuestra vida se nos haya reclamado siempre el cambio dejar de protegernos y que busquemos en nuestro interior, cuando en realidad es el mismo planeta el que nos enseña que habría que protegernos mas para no terminar lastimados. No fue un error, no fue un engaño, creo que dimos los pasos correctos siguiendo nuestra voz interior, y no queda mas nada que seguir confiando en la luz del corazón, y no perder nunca la fe.
Pensando bien las cosas podemos tomar como juego del destino que a lo largo de nuestra vida se nos haya reclamado siempre el cambio dejar de protegernos y que busquemos en nuestro interior, cuando en realidad es el mismo planeta el que nos enseña que habría que protegernos mas para no terminar lastimados. No fue un error, no fue un engaño, creo que dimos los pasos correctos siguiendo nuestra voz interior, y no queda mas nada que seguir confiando en la luz del corazón, y no perder nunca la fe.
Mirar nuestro corazón nos permitirá también ver más allá del miedo, y que en eso que se llama desgracia esta la esencia del ser un ser humano, allí donde la mente nos muestra caos, el corazón ve el cambio que nos eleva y conmueve. Y como hemos visto no existen fronteras, sino el amor en acción haciéndose materia en campañas solidarias, actos de heroísmo, gestos de nobleza o simplemente manos amigas que se unen para formar una cadena.
Todo siempre cambia, nada será igual, aunque talvez no queramos creerlo, no hay que temer, tenemos que permanecer en nuestra luz y armonía. E incluso ver que no hay muertos que llorar sino espíritus que celebran el haber tenido el gran valor de animarse a vivir la fantástica experiencia humana. Nada muere solo se transforma tenemos que abrirnos y no negarnos a los cambios que bien podrían ayudar al florecimiento de la humanidad, de una nueva humanidad.
Por que mas que exista el cansancio tenemos que permanecer confiados, seguir amando, y abriendo aun mas nuestros corazones, y mediante el entorno reconoceremos si la paz era solo interna o se debía a un entorno calmado. Somos como las orugas, viendo nuestra transformación, la misma que nos hará renacer talvez en luz, talvez con más conciencia. Y nuestra prueba esta en continuar con fe por el camino del amor, aceptando lo que suceda, porque todo nos ayuda a sensibilizarnos, evolucionar y humanizarnos.
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