Baby, look at me

En los ochenta las películas eran películas de verdad y nosotros la generación de aquel entonces aprendimos que se podía ser soldadora y bailarina al ritmo de What a feeling; que podíamos buscar tesoros piratas con nuestros amigos y llamarnos Los Goonies; Stand by me nos enseñó que crecer es una mierda; todos deseamos perdernos en el jardín como en Querida, encogí a los niños, lloramos como condenados por no tener un amigo marciano y cabezón como E.T. y sí, deseamos decir eso de "remember my name" al ritmo de Fame.

Los veinteneros que crecimos en los ochenta sabemos que no, que Fame significa eso de "la fama cuesta y hay que empezar a pagarlo" y que la secuencia más loca de la historia de los ochenta es poner un coche en mitad de la calle y hacer esto:

Fame contiene todas las virtudes y defectos de las películas de los ochenta, pero debajo de su aparente superficialidad no deja de esconder una historia demasiado triste y amarga sobre todo para aquellos que se quieren dedicar a lo artístico y brilla como pocas en la triste secuencia del abuso a Irene Cara en un cásting.

¿Qué es un pecado capital tocar uno de los clásicos imprescindibles de los ochenta? De hecho, pero que puedo decir. Yo me muero por entrar en una sala y volver a escuchar aquello de:

I'm gonna live forever,
I'm gonna learn how to fly
HIGH!
I feel it comin' together,
People will see me and cry
FAME!
I'm gonna make it to heaven,
Light up the sky like a flame.
FAME!
I'm gonna live forever,
Baby
remember my name.

Voy a vivir para siempre,
Voy a aprender cómo volar,
ALTO!
Siento que viene junto,
La gente me verá y gritará,
FAMA!
Voy a darles el paraíso,
Encender el cielo como una llama,
FAMA!
Voy a vivir por siempre,
Cariño, recuerda mi nombre.

Como quisiera volver a sentirme en los ochenta, con pocos añitos, mocos en la nariz porque aunque la película sea de 1980 y yo naciera en el 83, existía el VHS.

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