En Wonderland siempre tiene que haber un loco, como en todo sitio el desquicio da el gusto. Mommie Dearest (“Mamita Querida”, 1981) que en su estreno original resultó ser una de las películas más denostadas por la crítica y un rotundo fracaso de taquilla, incluso ganó cinco premios razzie, incluido el de peor película de la década y peor actriz. Bueno yo la vi muchos años después de su estreno cuando aun era muy pequeño y me atrapo, lo reconozco, con un diseño de producción empeñado en recrear hasta el último detalle de cada época con un presupuesto limitado, su luminosa fotografía con preferencia por los colores limpios, la maravillosa partitura y sobretodo la prota, Faye Dunaway que encarna a la mítica Joan Crawford, memorablemente.
Durante toda la secuencia inicial de la película, se recrea las mañana en las que Joan Crawford, se levantaba ya a las cuatro para estar perfecta ante la cámara, luego toda la atención se centra en la relación entre la estrella Joan Crawford y su hija adoptiva Christina, esta relación se retuerce ante la sensible mirada del director Frank Perry, pero no es solamente ilusión, ya que todo esto basado en una fuente literaria no muy noble que digamos: el super best seller y escandaloso libro de la mismísima Christina Crawford (si la hija adoptada), en la que presentaba a su madre como una neurótica maltratadora, alcohólica y maniática obsesiva de la limpieza.
¿Quién que la haya visto no recuerda, no sin un cierto horror, la famosa escena de los ganchos de alambre? En al que a grito pelado Faye exclama: NO WIRE HANGERS EVER!!!! Es que los hermosos vestidos de 300 dólares que compra con tanto esfuerzo sean colgados en horribles ganchos de alambre, y luego le pone a Christina, que se estremece ya, la tanda de su vida con el dichoso gancho y un bote de detergente, tensión pura y sudor frío mientras la desquiciada Dunaway extrapola con singular abandono y pone en shock a cualquiera, una de las peores regañadas que se le ha dado a una criatura en la historia, pero bueno, eran los años cuarenta, talvez, así se educaba a los niños, talvez, y más a los mocosos majaderos que no sabían apreciar el sacrificio de sus madres que tenían que trabajar para mantenerlos, aún si tenían que dedicarse al triste y solitario oficio de ser rutilantes y neurasténicas estrellas de cine.
La frase “Mommie Dearest” (Mamita Querida), es del modo en que ella obligaba a sus cuatro hijos adoptivos que la llamaran y oh casualidad, es también el libro que escribió Christina, la mayor de ellos, mostrándonos la verdad detrás de la magia y de la ilusión de la perfección, una diva era miserable aunque fuera millonaria, rígida y cruel, la misma que tiempo después al leer el librito, lejos de espantarse de su reflejo, se enojó para siempre, nunca volvió a hablar con ninguno de sus hijos y, justo antes de morir, se ocupó de desheredarlos, en cuando a la película, con el tiempo se ha revelado como todo un hit videográfico que convirtió a Faye Dunaway aun a treinta años de su estreno, en sublime objeto de culto.
Y sobre mi, Dios me perdone pero esta tía se parece a mi madre así que persicazo viví sin tener ganchos de alambre, alcoholizandome temporalmente y sin parar de limpiar mi baño, todo porsiaca nomás, no hay que olvidar que: “NO WIRE HANGERS, EVER!!!”.
Durante toda la secuencia inicial de la película, se recrea las mañana en las que Joan Crawford, se levantaba ya a las cuatro para estar perfecta ante la cámara, luego toda la atención se centra en la relación entre la estrella Joan Crawford y su hija adoptiva Christina, esta relación se retuerce ante la sensible mirada del director Frank Perry, pero no es solamente ilusión, ya que todo esto basado en una fuente literaria no muy noble que digamos: el super best seller y escandaloso libro de la mismísima Christina Crawford (si la hija adoptada), en la que presentaba a su madre como una neurótica maltratadora, alcohólica y maniática obsesiva de la limpieza.
¿Quién que la haya visto no recuerda, no sin un cierto horror, la famosa escena de los ganchos de alambre? En al que a grito pelado Faye exclama: NO WIRE HANGERS EVER!!!! Es que los hermosos vestidos de 300 dólares que compra con tanto esfuerzo sean colgados en horribles ganchos de alambre, y luego le pone a Christina, que se estremece ya, la tanda de su vida con el dichoso gancho y un bote de detergente, tensión pura y sudor frío mientras la desquiciada Dunaway extrapola con singular abandono y pone en shock a cualquiera, una de las peores regañadas que se le ha dado a una criatura en la historia, pero bueno, eran los años cuarenta, talvez, así se educaba a los niños, talvez, y más a los mocosos majaderos que no sabían apreciar el sacrificio de sus madres que tenían que trabajar para mantenerlos, aún si tenían que dedicarse al triste y solitario oficio de ser rutilantes y neurasténicas estrellas de cine.
La frase “Mommie Dearest” (Mamita Querida), es del modo en que ella obligaba a sus cuatro hijos adoptivos que la llamaran y oh casualidad, es también el libro que escribió Christina, la mayor de ellos, mostrándonos la verdad detrás de la magia y de la ilusión de la perfección, una diva era miserable aunque fuera millonaria, rígida y cruel, la misma que tiempo después al leer el librito, lejos de espantarse de su reflejo, se enojó para siempre, nunca volvió a hablar con ninguno de sus hijos y, justo antes de morir, se ocupó de desheredarlos, en cuando a la película, con el tiempo se ha revelado como todo un hit videográfico que convirtió a Faye Dunaway aun a treinta años de su estreno, en sublime objeto de culto.
Y sobre mi, Dios me perdone pero esta tía se parece a mi madre así que persicazo viví sin tener ganchos de alambre, alcoholizandome temporalmente y sin parar de limpiar mi baño, todo porsiaca nomás, no hay que olvidar que: “NO WIRE HANGERS, EVER!!!”.
1 comentario:
donde la puedo descar en latino
Publicar un comentario