Yo en mi disfraz de lobo

Era un lobo, clima perfecto, perfecto bosque, de repente, empecé a correr, sentía el aire frío y cortante en mi cara, mis patas rozaban el suelo tan rápidamente que parecía un suspiro, tenía el cuerpo cargado de adrenalina, estaba lleno de felicidad y sentía el sabor de la libertad en mi garganta, sentía que podía hacer lo que se me antojase, porque nadie me diría nada, nadie me lo impediría. Y entonces me fijé: estaba solo; nadie compartía conmigo esa felicidad

En ese momento me desperté de mi sueño. Caminando, ya no sentía esa libertad, ni esa felicidad, pero me embargaba una profunda soledad, fue en ese instante cuando pensé: de que me sirve la libertad si no la disfruto contigo, de que me valen todos los triunfos si no estás tú para compartirlos, de que me sirven las alegrías si no estás a mi lado para celebrarlas, de que me sirve despertarme todas las mañanas, trabajar y esforzarme, para luego salir y volver a casa como hoy, con bolsas llenas de cosas y bolsillos llenos de tarjetas pero también con la tristeza y la soledad de saber que no hay nadie que me espere ahí, de que me sirve ser feliz, si no puedo serlo contigo... no significa que la felicidad dependa de otra persona solamente significa que no podríamos ser felices si estamos solos, es mi realidad, a veces me siento como en una isla.

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